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¡Cha cha chaaaán!

Pipesaurio es un moco eterno, no hay antialérgico que se la pueda. Los últimos fueron rupatadina y bilastina, supuestamente antihistamínicos de última generación. También usamos inhaladores nasales de corticoides, con bajo resultado, además de no ser sostenibles en el tiempo. Lo único que funcionó fue el lavado nasal, arrastró el moco eterno (no sabía que pudiera caber tal cantidad de moco en una nariz tan pequeña) y pudo entrar nuevamente el aire, peeero, es difícil convencerlo de que se lo haga, pues claramente no es agradable respirar agua.

Ante este escenario el inmunólogo pidió exámenes (igE específica) para chequear algunos alimentos: soya, clara, maní, pescado, leche y trigo. Resumiendo, los resultados fueron …

Leche de vaca –

Trigo ++

Balde de agua fría +++++

No esperaba ni un positivo, excepto la leche, pero ahí estaban nuevamente las cruces, inmóviles sobre el fondo blanco. ¡Y la leche no tenía ni una!!!, lo cual no significa que no sea alérgico, solo que la reacción no está mediada por inmunoglobulinas E. El trigo es otro cuento. Recibí la indicación de suspensión inmediata y observar.

Y no suspendí.

Que lo suspendo en diciembre cuando terminen las clases, ay no que viene navidad y las fiestas.

Que los suspendo en el verano, ahí estamos más relajados, ay no que necesito bajar el estrés.

Que empezamos en marzo, ay no que cole nuevo y tanto cambio podemos colapsar.

En verdad, lo que me daba una lata enorme era volver a las ollitas, con cucharas separadas para cada tipo de comida, y lo que más me estresaba era no equivocarme al servir, al revolver, no reutilizar un plato o un cubierto, y lo que más requete más me estresaba, era que a los celíacos les reemplazan el trigo, la mayor parte de las veces, por MAÍZ, si, el archienemigo de la minialérgica.

En algún momento de abril, pasé por el supermercado, compré fideos, pan y galletas sin gluten, y todo comenzó. Las ollitas, las cucharas separadas, servir comida cambiada, ir a servir con la cuchara de la otra olla y sacarla como si me hubiera equivocado metiéndole una culebra en vez de la cuchara. Y por supuesto, tratando (ilusamente) que la diferencia en lo que comemos no fuera tan distinta, pero los años me han enseñado que un fideo espiral sin gluten marca Pompas no es igual que un fideo espiral de trigo marca Pompas.

Pero bueno, con más de un mes de prueba, haciendo aluna excepción el fin de semana, disminuyeron drásticamente los síntomas gastrointestinales (me encanta esta palabra, me acuerdo del cuento Las princesas también se tiran pedos, recomendado). Honestamente, no me sentí ni me siento feliz con el resultado, pero la evidencia es clara.

Ahora venía la pregunta aún más inquietante… ¿estaba o no la alergia a la proteína de la leche enmascarando al trigo? Cha cha chaaaaán. No, ambas coexisten, comprobado empíricamente debido a un desliz del minialérgico (¿deberé empezar a decirle teenalérgico?).

Ahora se viene el test de parche o prick test y tengo miedo torero.

Trigo! #CTM

Siguiendo con nuestra lista de ensayo y error, pasé al trigo.

El trigo, era un alimento que me preocupaba bastante, tenía mis aprensiones y reticencias pues habían habido dos fracasos anteriores. Pero había llegado el momento de un tercer intento.

Si es que pasaba, la verdad es que lo agradecía bastante, no por ser un súper alimento, si no porque finalmente iba a poder hacer queques decentes a Gabisauria y galletas que no fueran algo más parecido a una barrita para gastar dientes que a una galletica. Además, iba a poder comprar fideos de $600 el paquete de 400gr en vez de $4.500 por unos de 300gr de trigo sarraceno.

Y partimos, día uno: una cucharadita de café, día dos, dos cucharaditas de café, día tres, una cucharadita de té… y nada. Dejé pasar dos días, para no recargar el sistema con un alérgeno si es que hubiera alguna reacción tardía, retomé al sexto con una cucharada sopera y al séptimo con casi media taza de espirales. Despué de una semana de prueba, podía decir que el trigo se incorporaba como un alimento seguro 🙂

Se venía el cumpleaños de Pipe, así que entre horneada y horneada de quequitos, celebramos como corresponde: comiendo queque. La expresión de su carita y su sonrisa lo dice todo (y la de la mamá que está detrás también).