Archive | March 2015

Pascua de Resurrección

La pascua de resurrección era una actividad familiar de tal importancia, que precedía al desayuno. Despertábamos con mis hermanos (ansiosos y más temprano de lo habitual) e íbamos directo a la búsqueda del tesoro. Detrás llegaba mi pito (papá) que se había levantado aún más temprano para esconderlo, y que nos daba pista para los escondites más difíciles, mientras sonreía al vernos trepar por sillas y maceteros,  absortos en nuestra tarea de búsqueda. Finalmente hacíamos un solo botín que repartíamos equitativamente. Por este recuerdo de intimidad familiar es que me encanta seguir celebrando el ritual pagano de búsqueda de huevos y conejos de chocolate. Incluso, cuando no estaban aún los sauritos, con Juanjo nos turnábamos el rol de el que esconde y el que busca.

La primera pascua de resurrección con  cachorros propios, fue un poco después que se sospechó de alergia alimentaria en Pipe. Ese año no hubo escondite de huevos, solo una bandeja de huevos de chocolate en el refri.

La segunda pascua de resurrección, con un año tratando la alergia alimentaria de pipesaurio, ya habíamos incorporado el arroz, por lo que los huevitos fueron estos ovoides de Kinder Sorpresa rellenos con Natur arroz. A Pipe, le puse unas orejas de conejo, un canasto y a buscar los huevos escondidos en el jardín del edificio. No se quién lo pasó más chancho, pero mi corazón sonreía y el minialérgico se comió todos los huevos de una 🙂

La tercera pascua de resurrección fue más pro. Me enteré que vendían huevos plásticos de colores y  tamaños distintos que se podían rellenar. Ese año era la era Frugelé, así que estuvieron mis ovoides con Natur y los relucientes huevos plásticos rellenos con gomitas… Se comió primero las gomitas 😛

Ese año Gaby andaba a la cola, también con su canasto, pero no comió huevitos (me era difícil meterle el puré de manzana dentro y que no terminara en chorreo de puré de manzana).

¡Cuarta pascua! y tengo dos conejos que saldrán a buscar huevitos. Hoy eché un vistazo en el super (Jumbo) y no encontré nada nuevo para mis minialérgicos, solo gomitas y gomitas, las mismas gomitas que juran que juntando dos medios montoncitos hacen un huevo.

A esa altura, mi angustia comenzaba a subir. Miraba y había chocolate por todos lados, hasta unos huevitos para pintar eran de chocolate con cobertura azucarada como lienzo. Todos los conejos brillaban en sus envoltorios dorados, sonrientes. Los huevos, en diversidad de coloridos papeles metalizados. ¿Quiere de princesas? ahí están, ¿del Colo-Colo? también, Cars, M&M, para los grandotes huevos gigantes de Bon o Bom, en general todos bellos y ordenados en línea, como concurso de Miss Huevito.

Después de ese derroche de creatividad de publicistas, diseñadores, comerciales, ¿quiere que yo llegue con Frugelés?

¡No! Aunque trate de poner el optimismo y la creatividad por delante, centrarme en la experiencia y no en el producto, me duele. Me angustia, me da pena y luego rabia. No puedo hacer nada contra la parafernalia chocolatística, solo representaciones oníricas en que consigo una tropa del conejito de los Monty Python y los meto entre los escaparates, entonces, cuando alguien va a sacar un delicioso huevito que solo sube los triglicéridos y lo hace adicto al azúcar, sale el conejito y… ¡Muajajaja!!

Siendo más constructiva, ¿por qué no hacen conejitos o huevitos de goma o marshmellows? ¿o con forma y colores de zanahoria? También pueden usar caramelo, trabajar la impresión en superficies, no solo dar forma. O mejorar la presentación a través de los envases, cambuchito plástico con forma de zanahoria relleno con mini marshmellows naranjos ™. Hay máquinas para hacerlo, al parecer faltan cabezas para considerarlo, diseñarlo y financiarlo. Ojalá para la quinta pascua de resurrección me encuentre con alguna sorpresa. Solo un cambio, un producto nuevo, hace que mentalmente retire al conejo de Caerbannog 😉

Pd: para ser justa, una vez encontré unos dientes de conejo en gomita con harta encía rosada, no eran bonitos, eran horribles, pero al menos eran algo nuevo, que no vi nunca más.

Conejo Chocolate

La diarrea de las 4 de la tarde

La primera vez fue casi una situación cómica; la segunda, rara, pero igual pensé “¡cómo va a ser tanto!”; y a la tercera, se confirmaba el hecho de que era una reacción alérgica o intolerancia severa.

Tocaba el turno de la carne de vaca. Esta vez, la prueba de alimento iba a ser en paralelo en los dos minialérgicos, hecho que hizo más asombrosa la experiencia vacuna.

Primer día, comieron trocitos de churrascos (10 gr cada uno) y se los devoraron felices. A las 4 de la tarde Gaby tuvo una diarrea. Primer pensamiento, reaccionó a la carne. Mientras la mudaba escucho un “mamaaaá hice caca”. Terminé con Gaby y fui con Pipe, quién me esperaba con otra diarrea exultante. Segundo pensamiento, se agarraron un virus.

Segundo día, siguiendo con la idea de virus, les dí nuevamente carne, pero compré una nueva pensando en que quizás la otra estaba mala. Ese día íbamos a la peluquería y solo por si acaso esperé las 4 de la tarde. Gaby fue puntual, Pipe ese día no hizo nada. Esto hizo que me inclinara nuevamente por la opción viral.

Tercer día, no les di carne de vaca para observar este supuesto virus… y no hubo diarrea, puras cacas ajustadas al pañal y dentro del water, normales (las otras eran mitad caca y mitad moco).

Cuarto día, como no pasó nada el día anterior, decidí dejarlos descansar un día más. No hubo diarreas, solo bellezas de caca (es algo que se aprende a apreciar, valorar y emocionarse).

Quinto día, retomamos experimento vaca, mismas condiciones anteriores: 10 gr al almuerzo de las 12:00. 16:10, diarrea en el sujeto de experimentación uno, 16:20, diarrea en el sujeto de experimentación dos.

Desde ese entonces, no han vuelto a haber pruebas de vacuno ni han vuelto a haber diarreas. Al menos por los próximos seis meses, no habrá más vaca.

Eat More Pork